El Hospital Vall d’Hebron de Barcelona es el primero en Europa en utilizar una nueva técnica de implante de válvula pulmonar por catéter que evita la cirugía a corazón abierto a personas con cardiopatías congénitas. El primer paciente en beneficiarse de ella es Joan, un joven de 17 años que fue intervenido con éxito el mayo pasado. Un mes después hizo la selectividad. En septiembre, comenzará la universidad y estudiará Diseño Industrial. «Hago vida totalmente normal. Siempre he hecho deporte y sigo haciéndolo», cuenta.
Al cabo de un mes de la intervención, Joan, de 17 años, hizo la selectividad y este mes empezará la universidad
Joan nació con Tetralogía de Fallot, un defecto de nacimiento que afecta el flujo normal de sangre por el corazón. Esta cardiopatía congénita se produce cuando el corazón del bebé no se forma correctamente mientras crece y se desarrolla en el vientre materno durante el embarazo. «Desde pequeño me dijeron que cuando cumpliera 18 años [los hace este octubre] me tendrían que operar a corazón abierto. Así que cuando supe que me podrían operar sin abrirme fue una alegría enorme», explica Joan.
Vall d’Hebron utilizó para ello un stent autoexpandible (un tubo diminuto que se coloca en la estructura hueca del cuerpo) que se coloca a través de la vena femoral y que sirve de «adaptador» del paciente al convertirlo en candidato a recibir este catéter. «Gracias a este dispositivo, se puede implantar la válvula pulmonar por catéter a pacientes que no eran previamente candidatos al tratamiento percutáneo, evitándoles de esta forma una cirugía a corazón abierto con todo lo que ello comporta», señala Pedro Betrián, responsable de la Unidad de Hemodinámica Pediátrica de Vall d’Hebron.
Su equipo ha llevado a cabo esta nueva técnica y, después de Joan, operaron también con éxito a otro joven. Es la primera vez que un hospital en Europa lleva a cabo este procedimiento. «Solo se había hecho antes en EEUU», dice Betrián.
Cardiopatías congénitas
Las cardiopatías congénitas son las malformaciones congénitas más frecuentes, y afectan a entre 5 y 12 de cada mil recién nacidos. Algunas de estas cardiopatías se caracterizan por tener una estrechez en la salida del corazón hacia el pulmón (en la válvula y arteria pulmonares), y pueden requerir tratamiento quirúrgico incluso en recién nacidos. Como consecuencia de estos tratamientos, es frecuente que la válvula pulmonar se haga insuficiente y que requiera años más tarde su sustitución.
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La tecnología ofrece hoy en día válvulas pulmonares que se pueden implantar por catéter, pero un número importante de estos pacientes no son buenos candidatos a ellas debido a la gran dilatación que presenta la zona a tratar y que impide que las nuevas válvulas por catéter puedan quedar bien ancladas y estables al ser implantadas. En este sentido, el stent autoexpandible de Vall d’Hebron funciona como «adaptador» del paciente.
«Un número significativo de pacientes que requieren el implante de una válvula pulonar se podrán beneficiar de este nuevo dispositivo y evitar así una cirugía a corazón abierto», reivindica el doctor Betrián. «Desde que era bien pequeño, lo que queríamos era esto, evitar la cirugía a corazón abierto», apunta Jordi, padre de Joan.